Vivimos en la era de las redes sociales, esa en la que todo el mundo opina sobre cualquier cosa. Así que, como es probable que en algún momento tengas que defenderte ante los trolls (aunque se disfracen de compañeros, amigas o familiares), aquí van algunos argumentos con los que hacerlo.
Vivimos en la era de las redes sociales, esa en la que todo el mundo opina sobre cualquier cosa. Así que, como es probable que en algún momento tengas que defenderte ante los trolls (aunque se disfracen de compañeros, amigas o familiares), aquí van algunos argumentos con los que hacerlo.
En España desperdiciamos, aproximadamente, millones de kilos de alimentos en 2021. ¿Has pensado en todo lo que podríamos hacer con esa comida?
Con toda esa comida podríamos alimentar a muchas personas, evitando ese desperdicio, evitaríamos también contribuir en la deforestación.
Nuestro propósito es aprovechar al máximo posible todos los alimentos que tenemos en nuestra cocina. No queremos desperdiciar nada, vamos a poner nuestro granito de arena para alcanzar un Planeta mejor y, casi sin quererlo esto nos va a ayudar también a nuestros bolsillos.
Nuestra propuesta es simple: incorporar trucos y hábitos que nos ayuden a evitar este desperdicio. En definitiva, aprender a aprovechar todo lo que tenemos.
Eligiendo comprar productos locales, de cercanía, proximidad o Km 0, estamos apostando por el medio ambiente y por la economía local.
Cuando compramos productos de proximidad, estamos comprando beneficios para el medio ambiente, porque se pierden menos alimentos y la huella de carbono que se genera es menor al recorrer muchos menos kilómetros hasta llegar a nuestra mesa.
Además, reduciendo esta distancia, también se reduce la cantidad de envases que se utilizan y de alimentos desperdiciados por el mal estado en el que se encuentran después del recorrido. Todo son puntos a favor.
Pero, por si te parecía poco, tenemos también razones socioeconómicas por las que comprar local: al hacer la cadena de consumo más corta, es más sencillo garantizar que se respeten los derechos de las personas trabajadoras. Y, por supuesto, este tipo de productos son imprescindibles para favorecer la economía local, el desarrollo rural y apoyar a los productores y productoras de nuestro territorio.
Consumir alimentos de temporada beneficia a tu salud y también colabora en la sostenibilidad.
Todos los seres vivos tienen un ciclo de crecimiento y hay que respetarlos, pero cuando estos son también nuestros alimentos, habría que hacerlo en mayor medida.
Si queremos incluir alimentos de temporada, los más fáciles son los productos de la huerta. Las estaciones, con sus cambios de temperatura y de lluvias, marcan su crecimiento haciendo que el momento óptimo para su consumo sean unos meses determinados al año. Con los invernaderos, las naves de conservación y el avance del transporte las temporadas se han desdibujado y nos hemos acostumbrado a consumir tomates o calabacines en cualquier época del año, cuando no es lo normal. Por eso no podemos hablar de temporada sin hablar de cercanía.
Pero los productos de la huerta no son los únicos que tienen temporadas. Los pescados y mariscos también tienen épocas marcadas, y si las tenemos en cuenta nos estaremos asegurando que comemos ejemplares adultos, respetando así sus épocas de cría y desarrollo. En el caso de las carnes, la industrialización ha hecho que desaparezcan las épocas de cría, pero si optamos por carnes de pasto u otro tipo de ganadería extensiva esto cambia y, por ejemplo, encontraremos los mejores cabritos en primavera.
Consumir estos productos en el momento adecuado es beneficioso para todos y todas: para el Planeta (resulta más sostenible ya que se reduce la sobreexplotación de los ecosistemas), para nuestros cuerpos (son productos frescos) y para nuestro bolsillo (son más económicos).
¿Necesitas más ventajas? Ahí van:
Si quieres saber más sobre productos de temporada, en la web Soy de temporada puedes encontrar las frutas, verduras y hortalizas de cada mes en España.
En cuanto a pescados y mariscos, resulta más complicado diferenciar los que son de temporada de los que, simplemente, nos llegan en cualquier época del año por las presiones de la industria pesquera. Pero vamos a ayudarte a realizar un consumo responsable respetando sus épocas de cría y dentro de su temporada.
Un alimento ecológico, bio o “organic” es aquel que mira hacia la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente a través de sus métodos de producción.
Que no te cuelen gato por liebre, aprende a diferenciar los alimentos con certificación ecológica. Porque, aunque sea difícil de creer, no tiene nada que ver con el packaging y sus colores.
¿Qué parámetros establece la UE, para que un alimento pueda tener esta certificación? Estos hacen referencia a su producción y son: rotación de cultivos, limitación del uso de pesticidas sintéticos y antibióticos para el ganado, prohibición del uso de transgénicos, selección de especies vegetales y animales resistentes a enfermedades y con adaptaciones regionales, cría en espacios abiertos y aprovechamiento de recursos: cercanos a la zona de cultivo o cría.
Ah, y no nos olvidamos de los haters, estos son los beneficios de la alimentación ecológica:
Un consejo: si no sabes si el producto que vas a comprar es ecológico o no, fíjate en si su empaquetado o etiquetado lleva la Eurohoja, este símbolo nos indica que es un alimento con certificación ecológica a nivel europeo. También puedes buscar los sellos de certificación ecológica propios de cada comunidad autónoma.