Las torrijas son uno de esos postres que caracterizan la gastronomía española. Con solo pan, leche, huevo y un poco de azúcar, se consigue un bocado jugoso, aromático y cargado de recuerdos. Aunque se preparan sobre todo en Semana Santa, nos gusta pensar que cualquier momento es bueno para darles una nueva vida al pan duro y compartir un postre casero. Esta receta recupera la forma tradicional de hacer torrijas, paso a paso, tal y como se hacía en casa con ingredientes sencillos.
Esta receta es perfecta para aprovechar el pan duro que te haya sobrado: mientras más seco esté, mejor absorberá la leche sin romperse. A la hora de freír, recuerda no tirar el aceite usado por el fregadero; déjalo enfriar, guárdalo en un bote y llévalo a un punto limpio.
Para los huevos, fíjate en el primer número del código que llevan en la cáscara: el 0 indica producción ecológica y el 1 gallinas criadas en libertad. Siempre que puedas, elige estas opciones.
En un cazo, calentar la leche junto con la rama de canela y la piel de limón. Cuando comience a hervir, añadir la mitad del azúcar, remover bien y retirar del fuego. Dejar reposar durante 10 minutos para que se infusione bien.
Cortar la barra de pan en rebanadas gruesas, mejor en un ligero ángulo.
Colocar las rebanadas de pan en una fuente amplia y verter la mitad de la leche infusionada (sin las cáscaras ni la canela) sobre ellas. Deja que el pan absorba la leche durante unos minutos, dándoles la vuelta con cuidado para que se empapen por ambos lados sin deshacerse. El tiempo que tendrán que empapar dependerá de lo duro que esté el pan o cómo más nos guste.
Batir los huevos y pasar cada rebanada de pan empapada por el huevo batido, con mucho cuidado de que queden bien cubiertas sin romperlas.
Calentar abundante aceite en una sartén a fuego medio-alto. Freír las torrijas por ambos lados hasta que estén doradas. Retirarlas y colocarlas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Mezclar el azúcar que nos queda con canela en polvo al gusto y rebozar las torrijas en esta mezcla cuando hayan enfriado lo suficiente como para poder manejarlas.
Poner las torrijas en una bandeja con el resto de la leche infusionada para que no pierdan la jugosidad.
En un cazo, calentar la leche junto con la rama de canela y la piel de limón. Cuando comience a hervir, añadir la mitad del azúcar, remover bien y retirar del fuego. Dejar reposar durante 10 minutos para que se infusione bien.
Cortar la barra de pan en rebanadas gruesas, mejor en un ligero ángulo.
Colocar las rebanadas de pan en una fuente amplia y verter la mitad de la leche infusionada (sin las cáscaras ni la canela) sobre ellas. Deja que el pan absorba la leche durante unos minutos, dándoles la vuelta con cuidado para que se empapen por ambos lados sin deshacerse. El tiempo que tendrán que empapar dependerá de lo duro que esté el pan o cómo más nos guste.
Batir los huevos y pasar cada rebanada de pan empapada por el huevo batido, con mucho cuidado de que queden bien cubiertas sin romperlas.
Calentar abundante aceite en una sartén a fuego medio-alto. Freír las torrijas por ambos lados hasta que estén doradas. Retirarlas y colocarlas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Mezclar el azúcar que nos queda con canela en polvo al gusto y rebozar las torrijas en esta mezcla cuando hayan enfriado lo suficiente como para poder manejarlas.
Poner las torrijas en una bandeja con el resto de la leche infusionada para que no pierdan la jugosidad.
Esta receta es perfecta para aprovechar el pan duro que te haya sobrado: mientras más seco esté, mejor absorberá la leche sin romperse. A la hora de freír, recuerda no tirar el aceite usado por el fregadero; déjalo enfriar, guárdalo en un bote y llévalo a un punto limpio.
Para los huevos, fíjate en el primer número del código que llevan en la cáscara: el 0 indica producción ecológica y el 1 gallinas criadas en libertad. Siempre que puedas, elige estas opciones.