Las albóndigas son uno de los platos típicos de la gastronomía mediterránea. Existen muchas formas de hacer estas jugosas bolas (carne de ternera, de pollo, pescado o incluso legumbres y verduras), pero para esta receta vamos a utilizar carne picada de ternera de la sierra de Madrid (IGP Carne de la Sierra de Guadarrama), alimentada con pasto y criada en régimen extensivo. Elegir para nuestros platos carne producida de manera extensiva es una opción mucho más sostenible que la convencional, ya que ayuda en la conservación del paisaje y determinados ecosistemas.
Además tras nuestra visita al Mercado de Productores de Cámara Agraria en la Casa de Campo de Madrid, nos llevamos unas cebollas agroecológicas y una bandeja con los últimos tomates de la temporada, que estaban ya muy maduros y son perfectos para hacer una rica salsa de tomate con la que acompañar nuestras albóndigas.
Con esta receta queremos traer de vuelta un plato tradicional de nuestra gastronomía a la par que aprendemos a dar salida a un producto con el que nos encontramos muchas veces: los tomates maduros. Hacer salsa de tomate es muy sencillo y nos permite dar una segunda vida a este alimento.
Si no se utiliza toda la salsa de tomate es una muy buena opción el lanzarse a hacer conservas, aunque si te parece muy complicado o es algo que te da respeto, la salsa de tomate se puede congelar sin ningún problema permitiéndote consumirla durante todo el año.
Para la salsa de tomate vamos a utilizar tomates bien maduros. Mientras se calienta el cazo, cortar la cebolla en trozos y el diente de ajo. Añadir aceite y la cebolla, bajar el fuego y añadir sal para que vaya caramelizando. Una vez lista la cebolla añadir el ajo picado, dar unas vueltas e incorporar el tomate y el pimentón. Cocinar a fuego lento durante una hora y remover de vez en cuando para que no se pegue.
Podemos utilizar la salsa así pero para que nos quede lo más fina posible una vez lista, la dejaremos enfriar un poco y la pasaremos por el pasapurés o la batidora. Reservar.
Si queremos que nos salgan unas albóndigas jugosas es importante poner a macerar la carne el día de antes. En un bol poner la carne junto con un diente de ajo rallado, el huevo, el pan rallado, el orégano, la sal y la pimienta. Mezclar bien para que se integren todos los ingredientes y tapar para guardar en la nevera hasta el día siguiente.
Formar las albóndigas del tamaño que queramos, procurando que todas sean más o menos de la misma medida. Sellarlas en una sartén con un poco de aceite hasta que estén doradas. Reservar.
En una cazuela calentar la salsa de tomate y añadir las albóndigas. Cocinar todo junto durante 10 min para que las albóndigas se terminen de hacer.
Servir con patatas, arroz, pasta o algunas verduritas que tengamos por la nevera.
Para la salsa de tomate vamos a utilizar tomates bien maduros. Mientras se calienta el cazo, cortar la cebolla en trozos y el diente de ajo. Añadir aceite y la cebolla, bajar el fuego y añadir sal para que vaya caramelizando. Una vez lista la cebolla añadir el ajo picado, dar unas vueltas e incorporar el tomate y el pimentón. Cocinar a fuego lento durante una hora y remover de vez en cuando para que no se pegue.
Podemos utilizar la salsa así pero para que nos quede lo más fina posible una vez lista, la dejaremos enfriar un poco y la pasaremos por el pasapurés o la batidora. Reservar.
Si queremos que nos salgan unas albóndigas jugosas es importante poner a macerar la carne el día de antes. En un bol poner la carne junto con un diente de ajo rallado, el huevo, el pan rallado, el orégano, la sal y la pimienta. Mezclar bien para que se integren todos los ingredientes y tapar para guardar en la nevera hasta el día siguiente.
Formar las albóndigas del tamaño que queramos, procurando que todas sean más o menos de la misma medida. Sellarlas en una sartén con un poco de aceite hasta que estén doradas. Reservar.
En una cazuela calentar la salsa de tomate y añadir las albóndigas. Cocinar todo junto durante 10 min para que las albóndigas se terminen de hacer.
Servir con patatas, arroz, pasta o algunas verduritas que tengamos por la nevera.
Con esta receta queremos traer de vuelta un plato tradicional de nuestra gastronomía a la par que aprendemos a dar salida a un producto con el que nos encontramos muchas veces: los tomates maduros. Hacer salsa de tomate es muy sencillo y nos permite dar una segunda vida a este alimento.
Si no se utiliza toda la salsa de tomate es una muy buena opción el lanzarse a hacer conservas, aunque si te parece muy complicado o es algo que te da respeto, la salsa de tomate se puede congelar sin ningún problema permitiéndote consumirla durante todo el año.